Reflexiones ElairedelMar
Te saludo desde la Luz, soy la gran Reina Isis.
No permitas que tu mente se detenga y sea atrapada por la vibración de la tercera dimensión, sabes que no perteneces a ella. Estás en otra frecuencia ya, pero muchas veces por tus estados emocionales variables, tu mente es atrapada por las redes de tercera dimensión y salir de allí te es difícil.
Es por éste motivo que te pido que te conectes con mi energía de Gaia, la Madre Tierra. Te voy a ayudar a enraizar profundo en mi vientre, en mis luminosas entrañas que ya están listas para resurgir.
Te daré a luz, te entregaré mi Luz y mientras tanto, como tu Madre, te cobijaré en un espacio seguro.
Es importante que todos los días, puedas permanecer aunque más no sea, por unos minutos en contacto con la naturaleza, en un espacio abierto, grande o pequeño, no importa. Sólo importa que sea una expresión de la naturaleza.
Eso es para que comiences a vibrar en mi sintonía, la gran Madre. Establecerás un lazo conmigo, un lazo energético desde tu corazón.
Visualiza un tubo de luz de color plateado con vetas rosadas, que desciende desde tu corazón hacia la tierra. Que ese tubo penetre profundo, muy profundo hasta donde esta el gran diamante.
Permanece en esa conexión el tiempo que puedas y comienza a respirar sincronizado con Gaia.
INHALA – EXHALA – RETEN SIN AIRE
INHALA – EXHALA – RETEN SIN AIRE
Repítelo varias veces, sintiendo que respiras junto al planeta.
Necesito que tu conciencia acompañe plenamente este proceso, y que no se filtren otros pensamientos, ya que estos no te permitirán una conexión plena.
Una vez conectado y respirando en unión, envía desde el tubo de luz de tu corazón todo el AMOR y gratitud que puedes sentir.
Siente como cada célula de tu cuerpo, se funde con el cuerpo de Gaia, de pronto eres agua, de pronto eres aire, de pronto eres fuego, de pronto eres tierra, de pronto eres todo junto, unido, en armonía, en equilibrio.
Continua sintiendo oleadas cada vez más intensas de AMOR.
Permítete expresar tus emociones y sentimientos.
Estas en un espacio seguro, puro, maravilloso!!!
De pronto sentirás que te transformas en un árbol, tus pies se adentran profundos en la tierra y se convierten en raíces luminosas. Tu cuerpo se transforma en un tronco fuerte, vigoroso y tus brazos y cabeza la copa del árbol desplegado al cielo, alto muy alto, recuerda que no hay límites; el árbol es uno con la tierra.
La tierra lo ha cobijado en sus entrañas, como una pequeña semilla indefensa, el cielo lo riega con la bendición del agua. Luego de realizado el maravilloso proceso de alquimia, aparecen los primeros brotes, producto de un gran AMOR, el Cielo y la Tierra, el Padre y la Madre.
El nuevo Ser emerge buscando la Luz plena, y comienza su camino hasta encontrarlo.
TU ERES ESE ÁRBOL, MARAVILLOSO, MAJESTUOSO, EL ÁRBOL DE LA SABIDURÍA, LA ALQUIMIA PERFECTA.
No permanezcas en estado de semilla, es tiempo de unir en tu corazón, al Padre Cielo y a la Madre Tierra, para que puedas dar los primeros brotes y salgas a alcanzar la Luz plena.
ESTE ES EL MOMENTO.
GAIA TE NECESITA. YO TE NECESITO
DEDICA UNOS MINUTOS DE TU TIEMPO A REALIZAR ESTE EJERCICIO.
SERÁ DE GRAN BENEFICIO PARA TI Y PARA EL PLANETA!!!
RECUERDA PERMANECER EN UNIDAD.
LA LUZ TE CUBRE Y TE PROTEJE POR SIEMPRE,
TU AMADA MADRE ISIS
No es bueno que cualquiera te controle.
Conserva tus impulsos junto a la prudencia.
Aunque así lo parezca, nadie tiene el poder para ofenderte.
El problema no está en lo que te acontece.
Está en lo que piensas acerca de lo que te acontece.
Un grito, un desplante o una ofensa,
Surgen de la debilidad del agresor.
Mira su angustia, su soledad, su miedo, su vacío.
Mira su tristeza, su dolor, su frustración y su envidia.
Entonces podrás hacerte inmune a sus agravios.
Usa tu inteligencia y conviértete en la niebla.
La niebla no sufre, pues se deja atravesar y no responde.
Recuerda que cada quien es esclavo de su inconsciencia.
De sus niveles de ignorancia o de sabiduría.
Cada quien decide el tamaño de su cárcel.
Y el instrumento de medida está en su mente.
Quien parece presionarte y agredirte,
solo te toma como excusa para equilibrar su miedo.
El trueno estalla únicamente para expresarse.
Y aunque muchos se asustan, él no desea aterrorizarles.
Maneja tus emociones.
No las reprimas, aprende a dirigirlas.
No cedas fácilmente a las provocaciones.
Quien te presiona no desea dañarte sino sentirse mejor.
Aprende a comprender las motivaciones de las personas.
Aprende a dirigir tus emociones.
Sólo con los años se aprende que nada es lo que parece.
❀ Que siempre volvemos a cometer los mismos errores.
✿ Que volvemos a creer en falsas promesas.
❁ Que siempre habrá quien nos traicionará.
❋ Que lloraremos por malos amigos, críticas
maliciosas, malas decisiones y malos amores.
―Así es la vida,
con sus penas, alegrías y con todas sus injusticias.
Pero nada es completamente malo, pues aún con todo lo sufrido, son experiencias que habremos ganado.
―Es gracias a todo lo malo que vivimos que logramos aprender a enfrentar los retos de la vida.
Dentro de cada persona está su luz interior, esa que nos llevará a tomar la vida en la dirección correcta.
Y es ese aire que va flotando por cada particula, por cada atomo de nuestra existencia, que cada dia dejamos tras de si la esencia que nuestra existencia mas lejana, nos invade, …. cada vez que recorremos el camino de nuestras vidas, dejamos tras de si un rastro que con el tiempo se va desvaneciendo, como el rocio cuando el sol la baña con sus brazos de luz, como la mañana da paso a la tarde y como la tarde da paso a la noche, …. y la noche … la noche nos da la bienvenida a la luz de nuestros ojos, a la luz de nuestros corazones que navegan en rios de mar y tinta, una tinta que recorre nuestras venas cada vez que miramos al mar, cada vez que imaginamos la vida de multitud de colores, que nadan entre la extrañeza de nuestras vidas ….. elairedelmar.-
Los que me han hecho sufrir, tal vez no sean tan malos.
Los que no son de mis ideas, tal vez no sean intratables.
Los que no hacen las cosas como yo, tal vez no sean unos locos.
Los que discurren de otro modo, tal vez no sean unos ignorantes.Los que son más viejos que yo, tal vez no sean unos atrasados.
Los que son más jóvenes que yo, tal vez hay que dejarles que se equivoquen para que adquieran experiencia.
Los que tienen más éxito, tal vez se lo hayan merecido.
Los que me contradicen, tal vez me abren los ojos.
Los que tienen más dinero que yo, tal vez sean muy honrados.
Los que me han dicho una palabra amable, tal vez lo hayan hecho con sentimiento y desinterés.
Los que me han hecho un favor, tal vez lo han hecho de mil amores.
Los que «pasan» de lo que a mí me Importa, tal vez me ayudan a buscar lo verdaderamente importante.
Los que no van en mi misma dirección, tal vez buscan lo mismo por otro camino.
Los que no me lo ponen fácil, tal vez me obligan a renovar el esfuerzo y la ilusión, día a día.
Se deja de vivir, cuando no se tiene ninguna ilusión, ó algún propósito en la vida.
Se deja de vivir cuando solamente se flota en los eventos del día, sin tener la capacidad o la fuerza para enfrentar lo que se vive aquí y ahora.
Se deja de vivir cuando no se puede ya elegir ningún camino, porque ya ninguno es suficientemente bueno.
Se ha dejado de vivir, cuando se dá mas importancia a recordar lo realizado, en vez de ponernos a planear lo que aún nos queda por hacer, lo que nos espera por delante, aún en el ocaso de nuestras vidas.
Se ha dejado de vivir, cuando del amor, solo se busca la comodidad y la satisfacción propia, en vez de la pasión urgente de darse con valor y hasta de aprender a recibir.
Se ha dejado de vivir, cuando se ha perdido cualquier esperanza, cuando ya no funcionamos en el terreno social, emocional y hasta sentimental, cuando nos falta «esa razón básica para seguir viviendo».
Nada es más triste que vernos arrastrándonos por la vida, sólo con la fuerza del alma, cuando a nuestro pesado y cansado cuerpo, ya no le interesa ni siquiera moverse por éste mundo donde hemos encontrado tantas viscisitudes.
Pero la tragedia mayor es, ver a nuestra alma sin fuerza, con una gran anemia espiritual, pero con enormes deseos de mover nuestro cuerpo.
En ese preciso momento, es cuando descubrimos que la muerte está ya cerca de nosotros y debemos empezar a prepararnos, finiquitando nuestros «asuntos terrenales» para hacer de la muerte, un tránsito fácil para nosotros y para nuestros compañeros de vida.
Quizá es ésta, nuestra única fortuna… El saber que la muerte se acerca y que estamos viviendo en la hora de empezar a arreglar aquí y ahora nuestros asuntos, para regresar tranquilos y en paz, a nuestro verdadero hogar.
Era final de verano, y como todos los viernes por la tarde, durante las vacaciones escolares, Marina y su madre esperaban en la estación a que llegara el tren que las llevaría hasta un pueblo cercano dónde su padre trabajaba.
Esa tarde, cómo tantas otras, Marina aguantaba entre sus manitas un cuento. Se sentía impaciente por que el tren llegara y poder subir en él. Corretear por el pasillo hasta encontrar un asiento que le gustara, y llamar a su madre para que se sentara junto a ella. Marina vivía esas tardes como un verdadero acontecimiento: el nerviosismo hasta llegar a la estación con mamá, ojear las vías una y otra vez hasta que el tren aparecía por una curva lejana, el ruido del tren llegando, las puertas abriéndose y cerrándose, el silbato de la estación, el rítmico sonido del traqueteo cuando el tren se ponía en marcha… Era entonces, cuándo se arrellanaba en el sillón, respiraba hondo inhalando el olor a madera de los asientos, y pasándole a su madre el cuento con una sonrisa , giraba la cabeza para observar el paisaje.
Lucía, la madre de Marina, la observaba divertida, ya que su hija repetía una y otra vez el mismo ritual cada vez que hacían el corto trayecto en tren hasta encontrarse con su marido. Ella sabía lo que la pequeña esperaba , y como siempre cuando el tren se ponía en marcha, y su hijita le pasaba el cuento, ella empezaba a leerle las fantásticas historias de princesas y caballeros, piratas y sirenas, tesoros y castillos, que tanto le gustaban.
Aquella tarde Lucía empezó a narrarle una triste historia sobre una sirena que perdió su voz, mientras el tren seguía su camino y Marina ensimismada miraba por la ventana el paisaje que pasaba ante ella. Un mar profundo de un intenso color azul se perdía hasta el horizonte, playas de arena dorada bañadas por la luz del sol del atardecer, y pequeños bosques de verdes pinos, veteados de grandes piedras grises que conformaban algún que otro pequeño acantilado.
Cuando acabó de contárselo, Marina se giró hacia su madre, y le preguntó:
– Mamá, ¿las sirenas existen de verdad?
– Cariño, le respondió Lucia. Las sirenas son seres mágicos, y dicen que solamente la gente con una sensibilidad muy especial y en muy raras ocasiones pueden verlas. Aunque…
– Aunque, ¿qué mamá?, urgió Marina.
– Mira, te voy a explicar un secreto, pero no puedes contárselo a nadie, ¿vale?.
Los ojos de Marina se abrieron como platos, y en ellos apareció un brillo especial. Un brillo de anhelo por saber el secreto que estaba a punto de revelarle su madre, y por la satisfacción de sentirse lo suficientemente mayor para ser su confidente.
– Vale mamá, te prometo que nunca, nunca lo diré a nadie.- Muy bien, pues escúchame bien.
-Hace muchos años, cuando yo era tan pequeña como tú, fui una tarde a pasear por la playa con mi abuela, y me explicó un cuento de sirenas. Y, al igual que tú, le pregunté si existían. Entonces ella me dijo que su abuela cuando era niña, había visto una, porque siempre había querido ver una. Desde entonces siempre decía que, aunque hayan personas que digan lo contrario, la magia existe, y que la gente cuando desea cosas buenas con mucha fuerza, tarde o temprano, siempre ocurren.
– Pero mamá, ¿tú no has visto nunca una sirena?
– No, nunca he visto una, supongo que no lo he deseado lo suficiente. Lo que sí deseé siempre era tener una hija tan preciosa como tú, que le gustaran mucho los cuentos para poder explicárselos. Y, ves, al final naciste y aquí estamos. A ti te encantan los cuentos y a mi me encanta poder contártelos. Así que ya lo sabes, cuándo quieras alguna cosa, has de desearla con mucha fuerza, para poder conseguirla.
Lucía besó en la frente a su hija. Miró por la ventana, y vio que el tren ya se acercaba a su destino.
– Mira, Marina, ya ha llegado el tren a nuestra parada. Vamos que papá seguramente ya nos estará esperando.
Marina, dio una última mirada por la ventana del tren, pensando en lo que su madre le había explicado. Se cogieron de la mano, y juntas se apearon del tren y fueron a buscar a su padre.
El viaje en tren se repitió durante varias semanas más, de la misma manera, y, aunque nunca volvieron a hablar del tema de las sirenas, Marina, miraba muchas veces el mar.
Llegaron las primeras tormentas y el verano acabó, y con él finalizaron los viajes en tren y empezó el curso escolar. Marina volvió a la rutina, pero siempre, por algún rincón de su mente se deslizaba la historia que le había explicado su madre.
Pasaron varios años iguales a los anteriores. Y, aunque Marina creció, y los viajes en tren con su madre y los cuentos maravillosos acabaron, siempre que veía el mar, recordaba aquella tarde, y su conversación, y entonces el deseo de ver una sirena volvía a ella con fuerza.
Empezó a estudiar en la universidad, y para llegar debía de realizar el mismo trayecto en tren que años atrás realizara tantas tardes con su madre. Aunque esta vez lo vivía de modo muy diferente. Normalmente iba hablando con compañeras, o leyendo algún que otro libro que tenía que estudiar, o repasando algunos ejercicios hechos el día antes. De vez en cuando miraba por la ventana, y volvía a ver aquel mismo mar profundo que tantas veces había mirado.
Una tarde, debió quedarse más tiempo del previsto en la biblioteca de la facultad, ya que estaba realizando un trabajo con unos compañeros, y esto le estaba planteando unos problemas que no sabía si sería capaz de superar. Cuándo cogió el tren la tarde empezaba a caer, y se sentó cansada, pensando que por suerte era viernes y tenía el fin de semana para descansar.
El tren se puso en marcha, y Marina sentándose comodamente en el asiento cerró los ojos. Fue entonces cuando escuchó el silbato de la estación, y el rítmico sonido del traqueteo del tren al ponerse en marcha y un olor a madera llegó hasta su nariz. En ese momento recordó aquella fantástica tarde pasada con su madre, y pensó que curiosamente también era viernes como lo era aquel día en el que compartieron aquel secreto familiar. Volvió a mirar por la ventana del tren, muy parecida a aquella por la que mirara entonces, y volvió a ver el mar, aquel mar que tantos secretos guardaba. Recordó perfectamente cada una de las palabras de su madre, y con una sonrisa, pensó que todo aquello era, con toda seguridad, otro cuento que le había explicado para alimentar su imaginación infantil, aunque, a diferencia de otras tantas historias, esta le había dejado una huella imborrable, y el deseo de, aunque fuera por una vez en su vida, poder ver esa sirena. Y nunca había sabido el porqué.
El tren realizaba el mismo trayecto que realizara años atrás, por los mismos paisajes, por los mismos túneles, y por las mismas estaciones. Un poco antes de llegar a una de las estaciones próximas a la suya, el tren se paró, y desde un altavoz una voz femenina explicó que estarían parados unos minutos, y que en breve retomarían la marcha. Marina, resopló, pensando que ojalá fuera poco tiempo ya que tenía ganas de llegar a casa. Y giró la cabeza hacia la ventana para encontrarse de pronto con una preciosa puesta de sol que absorbió totalmente su atención…
De repente el deseo que la había acompañado durante muchos años, inconscientemente regresó con mucha fuerza, con la misma intensidad con la que los niños desean, y miró hacia aquel sol naranja que se empezaba a esconderse en la profundidad del mar…. Un súbito movimiento desvió su atención. Algo pareció moverse en el agua. Miró y vi que era un persona nadando. Marina pensó que era un bañista de aquellos que gusta disfrutar del mar en soledad, pero al observar con más atención, se dio cuenta que agitaba la mano, a modo de saludo. Miró la gente que viajaba con ella, pero sólo había un matrimonio mayor que estaba en el otro lado del vagón y que además iban dormidos. Y el resto del tren no tenía esta vista, ya que las rocas se la tapaban.
Volvió a mirar por la ventana, observando al bañista con interés y se percató de que tenía una larga melena. Una mujer, -¡pero que ganas de bañarse ahora!, pensó Marina, y al ver que nuevamente agitaba la mano comenzó a preguntarse si no estaría en apuros y pediría socorro. Pero la manera de moverse por el agua no le parecía la de una persona ahogándose. Más bien al contrario, nadaba elegantemente acercándose cada vez más donde estaba ella, y se notaba que sabía moverse en el agua.
Sin ni siquiera pensarlo, Marina, saludó a la mujer, y sorprendentemente recibió otro saludo igual como respuesta. Entonces se puso en pie, y abrió la ventanilla. Un soplo de brisa marina le dio en la cara, inundándola de un sentimiento de bienestar. Volvió a saludar y volvió a recibir respuesta. Entonces , una intuición le vino a la mente, y presa de un súbito nerviosismo, sacó un poco la cabeza por la ventanilla y gritó: – Hola.
Esta vez, la mujer la miró, y sonriendo, le respondió con una bellísima voz: – Hola Marina. Recuerda lo que te enseñaron de pequeña. Nunca lo olvides.
Y dicho esto, le lanzó un beso con la mano, se la llevó al corazón manteniéndola allí un momento, y volviéndole a sonreír con dulzura, dio un salto y se zambulló en el agua, mostrando por un instante su espléndida cola bordada de escamas tornasoladas.
Marina, se desplomó en su asiento, completamente asombrada. Era cierto, pensó, era cierto todo lo que mi madre me contó de su tatarabuela. Las sirenas existían. Ella había deseado durante mucho tiempo ver una y lo había logrado. Entonces recordó las palabras de su antepasada. Si uno se lo proponía y lo deseaba con mucha fuerza, al final lo conseguía. Era cosa de voluntad e ilusión. ¿Y qué es la ilusión, sino magia? Ella lograría conseguir todo aquello que se propusiera, ahora lo sabía. Por muchas dificultades que encontrara en su camino, llegaría hasta donde sus sueños le permitieran. Había visto su sirena.
En silencio, volvió a mirar hacia aquel mar que ya no guardaba tantos secretos para ella, y lentamente se fue dibujando una luminosa sonrisa en su rostro, la misma que aquella lejana tarde se dibujó en su cara mientras su madre le explicaba la historia de una sirena.
Sé firme en tus actitudes y perseverante en tu ideal.
Procura no ser paciente, sobre todo si las cosas no te llegan de inmediato,
porque debes aprender, que es más sabio ir a buscarlas, que sentarte a esperar por ellas…
La vida es breve…
Haz tiempo para todo, porque todo lo que es tuyo, ya está en tus manos desde el momento en que te propusiste tenerlo.
Aprende a no esperar el momento exacto para recibir los beneficios que reclamas:
ve por ellos o serán de otros y en algún momento te arrepentirás de haber perdido
demasiado tiempo…
No esperes con paciencia a que maduren los frutos…
para poder apreciar debidamente su dulzura, es preferible comer la fruta de época, y siempre estarás gozoso y deseante…
No seas esclavo del pasado y los recuerdos tristes.
No revuelvas una herida que está cicatrizada.
No rememores dolores y sufrimientos antiguos.
Pero nunca olvides, así evitarás pasar por el mismo daño…
¡Lo que pasó, pasó!
De ahora en adelante procura construir una vida nueva,
dirigida hacia lo alto…
Y camina hacia adelante, no dejando de voltear de vez en cuando
porque al fin de cuentas, el ayer también es parte tuya…
Haz como el sol que nace cada día…
que alumbra hasta la noche oscura y triste que te tocó pasar.
Sólo contempla la meta y no veas que tan difícil es alcanzarla…
No te detengas en lo malo que te han hecho…
Camina pensando en lo bueno que te pueden hacer…
Al fin y al cabo la vida es sueño…
No dejes de soñar…
No te culpes por lo que no hiciste, más bien decídete a cambiar…
No trates que otros cambien, ya aprendiste
que no pueden hacerlo por tu deseo, sino por el de ellos…
Sé tú el responsable de tu propia vida y trata de cambiar tú.
Deja que el amor te toque y no te defiendas de él.
Vive cada día, aprovecha el pasado para bien…
Y deja que el futuro llegue mañana. …
No sufras por lo que viene, si no sabes que te espera…
Y trata de sufrir cada día menos por el ayer que no supiste construir…
Busca a alguien con quien compartir tus luchas hacia la libertad…
Una persona que te entienda, te apoye y te acompañe en ella…
Esto sí que es una utopía y algo prácticamente imposible de lograr…
Porque…
El otro no quiere, al otro no lo puedes cambiar, el otro no se arriesga como tú…
Pero igual no dejes de soñar…
Si tu felicidad y tu vida están ancladas en una persona,
enséñale: qué es la libertad y la independencia,
Iintenta comprenderla, y al amarla pídele que aprenda a compartir…
o no le des nada más, a cambio de no haberte hecho feliz…
Mírate con amor y respeto, y haz que los otros te vean de la misma forma,
porque tú eres algo precioso…
Desparrama en todas partes la alegría que hay dentro de ti…
Que tu alegría sea contagiosa y logre expulsar la tristeza. de tu alrededor…
La alegría es un rayo de luz que debe permanecer siempre encendido, iluminando todos nuestros actos y sirviendo de guía a todos los que se acerquen a nosotros…
Trabajo es sinónimo de nobleza.
No desprecies el trabajo que te toca realizar en la vida…
Te ayudará a cubrir tus gastos y a mitigar tus penas y tal vez a cumplir tus proyectos: …
Cuídalo…
Dios nos ha creado para realizar un sueño…
Vivamos por él, intentemos alcanzarlo…
Esto debes pensarlo y sentirlo con convicción,
para que no quede en un simple deseo como otros tantos…
Pongamos la vida en ello y si nos damos cuenta que no podemos,
quizás entonces, necesitemos hacer un alto en el camino y experimentar
un cambio en nuestras vidas…
Sólo los fuertes, los amantes y los que realmente aman la vida, se atreven al cambio.
Si lo logras serás un privilegiado…
No te des por vencido, piensa que si Dios te ha dado la vida,
es porque sabe que tú puedes con ella o te está poniendo a prueba,
a ver si realmente la mereces…
Tú y sólo tú escoges la manera en que vas a afectar el corazón de otros…
y esas decisiones, son de lo que se trata la vida…
Esta es la parte más delicada de tus actos y debes poner mucha atención en hacer tu mejor trabajo…Para no ser odiado… Para no causar daño …
Para ser empático…
“Que este día sea uno de los mejores días
de tu vida, para alcanzar tus sueños»…